¡Qué descansada vida - la del que huye del mundanal ruïdo, - y sigue la escondida - senda, por donde han ido - los pocos sabios que en el mundo han sido;
(Fray Luis de León, Oda I, 1.1-5)
Sin lugar a dudas, Fray Luis de León, hoy, también, celebraría el Día Internacional de Concienciación Sobre el Ruido que, desde 1996, tiene lugar el último miércoles de abril, y no por pocas razones.
Si bien la Constitución española de 1978 mandata proteger la salud 
(Art. 43) y el medio ambiente (Art. 45) -que engloban en su alcance la 
protección contra la contaminación acústica- y reconoce derechos 
fundamentales como, entre otros, el derecho a la intimidad personal y 
familiar (Art. 18.1), no es hasta 25 años después cuando se aprueba la primera Ley del Ruido.
 Consecuencia del derecho emanado de las instituciones de la Unión 
Europea, España tuvo que transponer la Directiva 2002/49/CE y, así, 
nació la Ley 37/2003, del Ruido, primer intento de abordar este problema
 de forma armonizada en todo el estado -frente a la variopinta
 existencia de normas sectoriales, ordenanzas municipales y 
disposiciones autonómicas-, aunque fue más una declaración de 
intenciones que un reglamento aplicable. Sucesivos reales decretos 
desarrollarían la evaluación y gestión del ruido ambiental (1513/2005), 
la zonificación acústica, objetivos de calidad y emisiones acústicas 
(1367/2007) o la aprobación del documento básico “DB-HR Protección 
frente al ruido” del Código Técnico de la Edificación (1371/2007). 
La Ley del Ruido establecía excepciones en su 
aplicación relacionadas con los ruidos en el trabajo -contemplados en 
Ley de Prevención de Riesgos Laborales- o los generados en las 
relaciones de vecindad -contemplados en la Ley de Propiedad Horizontal y
 en la Ley de Arrendamientos Urbanos-,  no obstante, en su Artículo 3, 
apartado d, definía de forma tajante la contaminación acústica: “presencia
 en el ambiente de ruidos o vibraciones, cualquiera que sea el emisor 
acústico que los origine, que impliquen molestia, riesgo o daño para las
 personas, para el desarrollo de sus actividades o para los bienes de 
cualquier naturaleza, o que causen efectos significativos sobre el medio
 ambiente”. 
Sobre el papel, se garantizaba el derecho a la tranquilidad pero, realmente, ¿la Ley del Ruido ha sido efectiva?
Con motivo de la celebración, este año, del Día Internacional de Concienciación Sobre el Ruido, Oi2,
 empresa especializada en el cuidado de la audición, ha realizado una 
encuesta entre más de 800 ciudadanos de entre 18 y 65 años:
¿Cuáles son las mayores fuentes de ruido? Para el 
33% de la población encuestada es el tráfico, para el 19% son las 
maquinarias de obras públicas y para el 19% son los bares y discotecas. 
Otras fuentes de ruido serían los servicios de ambulancia y policía 
(10%), los ferrocarriles, trenes y aviones (9%) y las conversaciones en 
la calle (8%), entre otras (4%).
¿Los ruidos más molestos? Para el 34% de la 
población encuestada es el tráfico, para el 27% es la música y 
televisión con volumen alto, para el 15% son las conversaciones de la 
calle o de los vecinos con voz elevada, para el 9% son los servicios de 
ambulancia y policía y para el 7% son los timbres de las puertas, 
teléfonos y electrodomésticos, entre otros motivos (8%).
¿Las consecuencias? Para el 58% de la población 
encuestada, el ruido, la contaminación acústica, afecta a la salud. Un 
26% de los encuestados sufre irritabilidad, un 25% sufre pérdida de 
concentración y un 24% tiene malestar y estrés. Insomnio y sensación 
continua de cansancio son otras de las consecuencias. Solo el 7% 
argumenta que no le afecta el exceso de ruido –esperemos que no sean quienes han de garantizar el cumplimiento de la ley.
¿Nivel de concienciación? Un 44% de la población 
encuestada reconoce que baja el volumen de sus aparatos de música, 
televisión o los videojuegos, y un 24% modera el uso de la bocina del 
coche y mantiene más control del nivel de volumen a la hora de hablar, 
aunque un 12% confiesa que no toma ninguna medida para prevenir el 
problema.
Finalmente, según la encuesta de Oi2, para el 85% de la población encuestada, las
 medidas implementadas por las instituciones públicas para reducir el 
exceso de ruido son insuficientes para proteger la audición de los 
españoles.
Este último dato de la encuesta de Oi2, justifica la celebración del Día Internacional de Concienciación Sobre el Ruido, un día que Los Verdes
 aprovechamos, una vez más, para exigir el estricto cumplimiento de la 
legislación en materia de ruidos. No se puede demorar más la realización
 de planes acústicos municipales con sus correspondientes mapas acústicos
 que analicen los niveles de ruido existentes en el término municipal y 
proporcionen información acerca de las fuentes sonoras causantes de la 
contaminación acústica y con los correspondientes programas de actuación
 que ordenen las actividades generadoras de ruido implantadas, la 
regulación del tráfico rodado, la minimización de la producción y 
transmisión de ruidos, el establecimiento de sistemas de control de 
ruido y cuantas acciones se consideren adecuadas para reducir los 
niveles de ruido.
Con la ayuda de una mayor concienciación y una mayor presión 
ciudadana, organizada o no, sacaremos los tapones de los oídos de 
nuestros gobernantes por el derecho al descanso y por la salud de 
nuestros niños, de nuestros mayores, de nuestras mascotas y por la fauna
 que habita en nuestras ciudades…